Lo que más me gusta de las Navidades es que, de pronto, nos volvemos locos por compartir cosas. Este post es un síntoma claro de esa extraña enfermedad, y la felicitación, el tratamiento para que esta locura se prolongue más allá de lo razonable.
Por si lo prefieres, aquí tienes la versión española (la traducción es propia 😉 )
Que corran.